Los niños, estos seres tan especiales.

Pensamos en la niñez como algo maravilloso, y lleno de inocencia y juegos, pero podemos pensar un mundo infantil de presión, porque cada vez estos niños tienen más obligaciones, más clases extraescolares, más competitividad, y es una pena. La mayoría de las veces esta competitividad viene enmascarada por los padres y el deseo de que sus hijos sean los mejores, no nos damos cuenta que ya son de por sí unos seres maravillosos a los que hay que educar y formar, pero no exigir tanto.

¿Qué ocurre, cuando esta presión se convierte para ellos en un fracaso?.

No pensamos que puede que a veces ellos sufran la decepción de no ser perfectos, de no llegar a sus metas.

Quizás porque no todos son tan rápidos, o hábiles en un primer momento.

Ellos se dan cuanta de lo que se les pide y también sufren, no debemos descargar nuestros fracasos en ellos, intentando que sean perfectos, porque al igual que los adultos no lo son.

Es una ignorancia, no dejar que jueguen en las clases, que vean videos, que dibujen o escriban cuentos. Algunos padres piensan que es una pérdida de tiempo, pero no es así, no están perdiendo el tiempo, estan jugando y aprendiendo.

Tenemos que empezar a educar a los padres.