lunes, 15 de enero de 2018

Algo de Segovia



















En la playa. Capitulo III

Nos mirábamos de manera extraña, quizás buscábamos un gesto cercano que nos recordara a un tiempo pasado, o no sé, algo que nos devolviera la complicidad.... (había pasado tanto, tanto tiempo, o quizás era lo que me parecía a mí, que no recordaba cómo estábamos allí, mi mente había borrado escenas parciales de mi juventud, yo creo que ese bloqueo fue por lo que me sucedió después...) Pero eso no quitaba que dentro de mí deseaba volver a sentir algo, renovar mis emociones, vivir la esperanza de: -no digo enamorarme, pero que me gustase un chico, esa ilusión de poder sonreir al pensar en él- me repetía a mi misma,  era ese algo que me hiciera volver a ese tiempo fresco y juvenil.

(Es verdad que estaban los rumores de chulo, pero yo le iba a juzgar, pues sin conocer no, a mi me dejaron con un niño a los tres meses de nacer, así que iba curada de espanto y algo me decía que él era buen chico, además  no me gusta que me cuenten, yo quiero saber por mi).

 Empezamos a hablar de nuestras vidas, y cuando le pregunté por el amor, me dijo que tenía un hijo, y que abandonó a los dos, pero al pasar los años se arrepintió de todo, Sufrió mucho de ver lo cobarde y mala persona había sido, ya que la chica era su novia y la quería, y el niño era precioso.

 Actualmente los ve y se llevan bien, ella tiene otra pareja y todo al final acabó bien (a pesar del dolor, las peleas y la rabia que habían infundado durante un año entero), todo terminó en coordialidad con ella, y mucho amor al niño.




Me miró y empezó:  -Le conté a mis padres la verdad, y lloré mucho durante dos días, me acuerdo que mi madre dijo, -¡Hijo mío,  por Dios Santo!, -la abandonaste porque estaba embarazada-, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Entonces me encontré por primera vez en mi vida, el gesto de decepción de mi madre al ver lo egoista que había sido, ( y eso me mató el corazón).
 Yo no olvidaré jamás ese instante de dolor, así que rectifiqué y  ahora mi madre, (aquella gran mujer que me apoyó) es un gran abuela que lo visita orgullosa
Actualmente, los apoyamos económicamente, y con todo nuestro amor. Ahora sí somos felices y tengo mi conciencia tranquila hacia ellos, aunque ella no me perdonó como pareja, sí lo hizo de corazón y ahora soy como uno más de la familia, pero nunca volveremos como pareja.

Entonces se hizo el silencio para los dos. Es como si hubiéramos descargado en una bocanada de aire todas nuestras alegrías y tristezas,  era aquella pesada maleta que teníamos clavada, y soltábamos de golpe al suelo, sin casi confianza, después de tantos años, así como si nada y del modo más casual que la vida nos había mostrado.
 
Le cogí la mano, me atreví, y lo hice no por nada romántico, era más bien, un gesto de apoyo y como que en ese momento lo necesitaba. Yo también había sufrido y seguía sufriendo, al revés de su historia, mi pareja y yo nos casamos de forma alocada,  después vino el embarazo, sus salidas, sus lios, y al final, separados de verdad, no nos vemos ni por facebook, de esta manera fría ingresa el dinero del niño como padre, pero no tenemos ni apoyo, ni cariño.

Ahí.... en ese lugar habitaba una pequeña cafetería, y dos corazones rotos, felices de sus hijos, pero escarmentados de los errores y del dolor.

Continuará....

Estas Navidades

  Todo aparece y desaparece en un segundo, es el tiempo el que trascurre sin pensar, o sin parar.   Y en cada  atardecer estás ahí, parada o...