miércoles, 16 de marzo de 2011

Una clase especialmente bonita

Paula volvía a su trabajo en una piscina, daba clases a niños, pero esta clase era diferentes, niños especiales y maravillosos. LLegaron con unos educadores y Paula se acercó para coger a Alejandro era su niño asignado, al principio le metió en el vaso pequeño de la instalación, y Alejandro empezó a chapotear con las manos, no hacía caso, y no escuchaba a Paula. Paula le miraba atentamente y le cogía de las manos pero el se las arrebataba (ella imaginó que era hiperactivo). En su desesperanza de no conseguir llamar su atención, decidió pasarlo al vaso grande de la instalación, con un flotador en forma de ballena y unos manguitos, el niño empezó a moverse, estuvo un tiempo chapoteando hasta que se calmó. Paula cada ratito le sacaba fuera para ver si llevaba bien el pañal, a Alejandro le costaba salir sin la ayuda de Paula.

Por mucho que Paula intentó hablarle, hacerle risas, no conseguía ni que apenas la mirara, estaba en su mundo, no sabía bien si era un mundo de juego, y Paula no paraba de preguntarse que pasaría por su pensamiento. El niño se divirtió con ella, aunque fue imposible capaz su atención. Paula preguntó a las educadoras si entendía cuando se le hablaba, y el gesto de resignación de las educadoras fue que no.

Paula salió de su clase contenta en parte porque habían disfrutado mucho los dos, apenada por otro lado porque esperaba algo más. Pero no importa, ya vendrá otro día, y ya inventará juegos para Alejandro. Leerá y se informará bien como tratar a estos casos especialmente maravillosos, que llenan la vida de Paula con ternura y mucho amor.

1 comentario:

Yo dijo...

Vaya, qué bonito.

Fijo que fue una experiencia muy gratificante. Aunque supongo que a la vez un poco "frustrante" por no haber podido llegar a él todo lo que hubiera querido.

Besis ^^

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