viernes, 17 de septiembre de 2010




Me agito, estoy esperando, una señal de tus labios.
Cuando se unan con los mios, aparecerás.
Imagino, como voy a reaccionar, y me sorprendo pensando en mí misma.

Una emoción latente, un susurro tuyo en mis oidos, y mi frágil corazón, caerá rendido a tus encantos.

No me puedo explicar, cómo el universo se hizo complice, para encarnar tantas virtudes a la misma vez.

Yo no sé, si tu te ves igual, pero el camino trazado de tu existencia, ha creado un hombre de gran sensibilidad.

Ahora, quiero estar a tu altura, ser merecedora de tus palabras, y convertirme en alguién que comparta tu belleza.

Belleza en el sentimiento, en tu sencillez, en tu aroma y en tus deseos.

Belleza inagotada, que no cesa de enmarcarme en todo mi perfil, como fuente sublime de tus anhelos.

En la desnudez de tu alma, hay pensamientos que fluyen por tu mente, y llegan a tu corazón. Yo quiero descubrir, lo más recóndito de tí, llegar a dónde no ha llegado ninguna mujer; para comprenderte, amarte y sentirte.

Y yo quiero compartir tu vida.

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