lunes, 20 de septiembre de 2010

No despertó.

Decían de ella, que era una chica de expresión triste, algo solitaria, que caminaba cada tarde al caer el sol por un paseo marítimo. Era siempre el mismo paseo, a veces la cautivaba el sol, otras veces la empapaba la lluvia, pero siempre andaba sobre sus pasos, todos los días. Su amante la abandonó. Ella le había entregado el corazón y hasta el último soplido de su alma, pero no fué suficiente, para impedir lo inevitable, no la quería, no lo suficiente.

Y ella allí quedó, paseando por el mismo camino el cual había recorrido con él, intentando recordar sus palabras, y respirar el mismo aire.

Decían de ella, que no volvería a enamorarse, que entregó tanta pasión que no había más que ofrecer, un hueco vacío sin fondo, así era su corazón, encogido y temoroso.

La gente al pasar, la miraba, se apenaban de ella, despertaba una gran lástima. Ella no quería saber del mundo, vivía en el suyo propio, se aferró tanto al pasado, que nada ni nadie le importaba lo más mínimo.

Decían.....que no saldría de su encierro, pasarían los años, y seguiría sin despertar..

Y pasaron los años, pero no despertó, cambió de paseo, cambió de hogar, marchó hacia un rumbo lejano.

Pero no despertó.

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