miércoles, 28 de abril de 2010

En un mundo maldito Capítulo 5

Entre un velo de ensoñaciones, camino hacia el cuarto de baño y me lavo la cara.Al salir del baño no veo a Javier, me parece algo extraño, y lo busco por la casa .Para mi asombro, no está, ni rastro de el.
Necesito comer, asi que, miro en mi bolso y encuentro unas barritas de cereales y unas chocolatinas, me las como despacio, pues mi tripita, me da aviso de necesidad de ingerir algún alimento.
De esta extraña manera, me encuentro sentada, comiendo chocolate. Bueno... me digo con la poca cordura que me queda, y decido ponerme a buscar por la casa algún indicio de algo, lo que sea...que me ayude. Registro cajones, armarios, rincones, pero no veo nada. Estoy desolada.

Me acerco a la ventana, para ver si está la chica de antes, pero no veo a nadie.. ...¿Y Javier?. No entiendo nada, no veo a ninguna persona.

-¿Qué estará pasando?- me pregunto.

Pero no puedo quedarme en el piso, debo salir a la calle.

Deprisa, sin aliento estoy bajando las escaleras y cuando estoy en la entrada, para mi desconsuelo, aparece Javier.

-¿A dónde ibas cuqui?-me pregunta.
-Pues a la calle, a comprar.-le contesto.
-Cariño, debes descansar, además te he comprado unas cositas, para prepararte una cena romántica.


A pesar de que vuelvo a casa con Javier, no puedo evitar darle vueltas a la cabeza, sobre los alimentos. Pienso que contienen alguna sustancia, que hace que olvides la realidad. Y mientras me envuelvo en mis pensamientos veo que Javier se dirige a la cocina, pera preparar la cena.

Yo espero en el sofá, intento disimular viendo la tele. Mis ojos miran de reojo hasta alcanzar la vista hacia el y cuando le veo entretenido, cruzo despacio y de forma sigilosa el pasillo. Abro la puerta con la máxima prudencia posible, y la dejo así entreabierta para que no se oiga el cierre. En un segundo noto un temblor de piernas, no me responden y me paralizo. Miro hacia arriba cogida a la barandilla de la escaleras e intento coger todas las fuerzas que me quedan(que por cierto no son muchas) y corro lo más rápido que puedo hasta la salir del edificio. El no tardará en echarme de menos, así pues, no dejo de correr e intento buscar algún escondite.

Me encuentro en mitad de la calle, triste, sola y sin fuerzas. Noto una sensación extraña, en mis oidos, como si me silbaran y me dieran ánimos para seguir, no se que es, pero si es cierto que me siento fuerte.

Tomo el primer autobús que encuentro, y decido bajarme en la tercera parada. Pues creo, que así, puedo poder despistarle y no me encuentre en el autobús. Al bajar, casi me caigo, son las piernas que flaquean. -No me importa.-Me digo a mi misma, debo escapar.

Paro a tomar aliento, mi cuerpo nota el calor, y debo respirar.

Tengo sed...

Entro en un centro comercial, para comprar pan de molde, jamón, zumos y agua. Ya es hora de probar la comida de la calle, creo que no será igual que la que me dio Javier.

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