jueves, 16 de diciembre de 2010

Un encuentro inesperado. Capítulo tercero.






I fell asleep on a late night train
I missed my stop and I went round again
Why would I want to see you now?
To fix it up, make it up somehow

Baby I'll try again, try again
Baby I die every night, every time
What I was isn't what I am
I'd change back but I don't know if I can
Still I'll try, try again, try again
Baby I die every night, every time

But I was made the way I am
I'm not a stone; I'm just a man
Lay down your arms and I will lay down mine
Rip back the time that we've been wasting

God I wish you could see me now
You'd pick me up and you'd sort me out

Pues como solía suceder, otro fin de semana igual. Gabriel salía como cualquier sábado con una chica llamativa cubierta de maquillaje y perfume caro. Volvieron a ir al típico restaurante de lujo, y como cualquier otro sábado que surgía oportunidad, la llevaba a su apartamento.

Al día siquiente era domingo, se levantó de la cama, pero esta vez observó con detenimiento a la chica acostada en su cama, para sorpresa de Gabriel sin el maquillaje y la ropa elegante, ya no le parecía tan guapa, al revés incluso algo vulgar. Entonces recordó una foto que le había enviado Marta por internet, y pensó lo preciosa que era aquella niña, con tan sólo una camiseta de colores florales, sin pintar, y apenas peinada, y recordó como su piel blanca empapaba su rostro haciéndola pura y fresca, y sus mechones de pelo lacio asomaban por su cara. Nada que ver, pensó.. con lo que tenía delante de sus ojos aquella mañana.

No se sorprendió, cuando al levantarse ella de la cama, se fué al cuarto de baño sin mediar palabra de cariño, ni nada parecido, y se pasó una hora dentro, intentando volver a conservar un aspecto sorprendente. Fue entonces cuando Gabriel volvió a pensar en Marta un día que le dijo voy al baño y tardó cinco minutos para peinarse un poco, y a la vuelta le puso su cámara cam y la vió con ese aspecto informal, y natural que apreciaba a pesar de la pésima imagen de la cámara.

Todos esos pensamientos rondaban por su cabeza, y no pudo evitar sentirse un poco tonto ante la situación. Volvió a pensar...¿Qué demonios hago yo aquí con esta chica?. ¿Debería conocer a Marta en persona?...Pero, quizás ella cuando descubra mi verdad, no me acepte, o vea que la vida que llevo no es apropiada para ella....

Así Gabriel se debatía entre dudas, pero empezó a comerle el gusanillo de que a Marta debería conocerla, ella le daba la fuerza y la alegría que le faltaba, ella era su complemento.

Y así empezó a imaginar un encuentro con Marta.

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