Un encuentro inesperado. Capítulo séptimo.

Se quedaron mirando un ratito, estaban sorprendidos de verse por primera vez, no podían evitar mirar y bajar la vista, todo aquello era nuevo para ellos. Lo que no sabían es que despues de sonreir, mirarse y tartamudear algo parecido a:
-¡Cómo me alegro de conocerte!.
Pues de una manera muy natural, se cogerían de la mano para andar hacia el coche de Marta.
Iban de la mano hablando y comentándose que no podían creer lo inesperado que había sido todo.Y los felices que se encontraban.

Una vez en el aparcamiento, Marta sacó la llave de su coche:

-Bueno, este es mi cochecito -miró Marta a su coche, pensando que desde luego no era ningún Mercedes.
-Mira..¡qué acogedor! -dijo Gabriel alegrándose de ver un C3 azul oscuro y muy coqueto.
-Marta, sonrió - alegrándose del comentario.

Al entrar al coche a Marta le temblaban las manos, mezcla del frío de la noche y la emoción.

-Gabriel, ¿podemos esperar un ratito? -no puedo conducir me ha dado frío en las manos.
-Claro, no hay prisa.
-Bueno, pues voy a poner el aire caliente y algo de música.

Alli recogidos en el coche, Marta apoyó la cabecita en los hombros de Gabriel y puso la radio.





Sonaba una vieja canción, pero de forma natural logró calmar a Marta.

Entonces,Gabriel suspiró...

Miró a Marta de lado, sintiéndose agradecido de tenerla sobre sus hombros y la rodeó con sus brazos.

Permanecieron un rato asi abrazados sientiéndose el calor mutuo. Y Gabriel sentía que tenía que decirle a Marta algo:

-Mira Marta, no sé si es el momento, porque todo esto es nuevo para mi, pero me gustaría que supieras, que una vez me dijiste que el mejor regalo que te podía hacer sería que escribiera algo bonito para ti, y bueno...yo no soy escritor, soy un hombre de empresa y economía, y claro cuando me dijiste que tu no eras como esas chicas que buscaban en mi el dinero y regalos carísimos y a ti lo único que te hacía feliz son regalos realizados con el corazón, pues fue así como quise plasmar en papel algo bonito para ti:


Gabriel husmeó en su chaqueta azul de estilo militar, y sacó un papel doblado en cuatro partes:

Brisa que acaracia en la mañana mis mejillas, te siento en mi vida dando magia a mis esperanzas. Cuando lea estas letras estaré a tu lado y seguro que el brillo de tus ojos miraran hacia mi cara y me sentiré el hombre más feliz de la tierra, teniéndote entre mis brazos, sintiendo tu olor fresco y tu manos suaves acariciando las mias. Eres el regalo de Navidad más precioso que nunca habría podido imaginar. Y sé, que si estás leyendo esto será porque ya sabes que " Te quiero".