domingo, 3 de octubre de 2010

De vuelta a casa, no tomo el bus.

Acabo de salir de trabajar, estoy exhausta, he tenido un día horrible, está claro que coordinar a una gran plantilla de trabajadores en una instalación deportiva no es tarea fácil. Creo que iré a casa caminando, no voy a coger el bus. En casa me espera mi marido y mi hija( a la cual, últimamente ni le dedico tiempo). Eso me duele, pero.. ¡qué hacer!. Yo pienso que es un buen trabajo y le doy todos los caprichos, aunque lo que más me pide es tiempo para jugar, y eso es lo único que no puedo comprar:el tiempo.

Mi marido apenas me mira, yo creo que piensa que me molesta, que me entretiene y para colmo está en paro, y se siente fatal, por no aportar un sueldo decente a la casa, tan sólo el dinero del paro. Pero lo que más le duele, es que piensa, que yo ya no le admiro; cosa muy tonta, porque yo siempre he sabido lo inteligente que es, y si ha tenido mala suerte, por cosas de la vida, pues yo no voy a pensar lo contrario, claro está. Pero el caso es, que el si se siente un poco mal con toda esta situación.

Yo no sé, porque me siento así, hago lo que puedo, pero no puedo hacer más. ¿Y por eso me merezco que mi hija me mire con cara de penita, porque no estoy con ella? ¿Y mi marido parezca una sombra diambulando por la casa?.

Camino y veo el sozobrar de las hojas,se despliegan al viento,abriéndose y queriendo indicar que son libres: pienso y me dejo llevar por esa dulce sensación de libertad. No tengo ganas de llegar a casa, y sigo observando a la gente, como cada uno anda con prisa, a sus respectivos hogares. Tan sólo sonrío, cuando veo una pandilla de jóvenes, o parejas que exhiben su amor con gran naturalidad, no importándoles mucho el resto del mundo.

Mis pasos cada vez son más lentos, me voy recreando en cada paso, no quiero ir a casa. Tengo miedo al dolor de mi hija, por lo mucho que me echa de menos. Tengo pesar por mi marido que apenas acaricio; estoy demasiado cansada.

Pero hoy me siento con más energía. Tengo que encontrarle un trabajo, tengo que sacar tiempo para mi hija, y todo tiene que cambiar.

Necesito a mi familia, su cariño, su apoyo y siento que cada día que trascurre la pierdo un poco más. Y eso me hace sentir la persona más desgraciada de esta ciudad.

Tengo que cambiar el rumbo de nuestra vida. Por eso hoy, no he cogido el bus.

2 comentarios:

Extra dijo...

Es la historia actual que nos ha tocado vivir, pero a veces esos pequeños momentos como los de ir andando hacen que nos podamos evadir de los problemas que tenemos en nuestro duro día a día, segura que al final serán muy felices.

Adiós guapetona.

viktoria dijo...

Joo...gracias extra,me hace mucha ilusión que me comentes, mayormente porque veo que te acuerdas de mí y me lees, no dejes de comentar que no te dé corte...a mi me encanta...muchos besos guapetón

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