Te marchaste

Aquella noche, la cual fraguó el viento que acunaba mi dormitorio, ese mismo aire que entraba por la ventana, abanicando la cortina que bufaba y emitía un fuerte sonido.

Desperté.

Ahora ya no estabas junto a mí, y por eso no habías cerrado aquella ventana, en la cual nos solíamos asomar para sentir fresco aire.

Ya no volvería a ver tu rostro blanquecino a la luz, tus enormas pestañas, y ese pelo rizado que enredaba mis dedos al despertar.

Ya no oíria sonar el despertador que anunciaba que te ibas a trabajar, ni me darías el beso en la mejilla al irte, dejándome en el más dulce de los sueños y ya no te buscaría con mis pies por la cama por si te habías quedado dormido.

Entro en el baño y veo que se te olvidó llevarte las maquinillas, esas que enrojecían tu piel al afeitarse, si supieras..cómo recuerdo la manera que te frotaba el aftershave por tu bella cara.

Tu porte, ese que tenía que alzar mis ojos para mirarte, tus brazos fuertes que me abrazaban cuando más lo necesitaba.

Esas pequeñas cosas echo de menos, tu vaso de café derramado por tu mala puntería al echártelo, tus zapatillas cada una en un sitio de la cama. Todas aquellas cosas que me irritaban ahora daría lo que fuera para que volvieran.

¿Dónde estás...dime a dónde has ido sin mi?