viernes, 27 de agosto de 2010

El comienzo, en la vejez



Queridos lectores:

Quiero compartir con vosotros mi experiencia. Llevo muchísimos años, trabajando con niños. Cuando era muy jovencilla, empecé a dar clases a niños pequeños, y descubrí un mundo precioso de fantasía e ilusión, y esto llegó a través de sus miradas, juegos, etc.....De esta manera inocente e infantil, me encontré con estos niños de apenas tres y cuatro años. Ellos empezaban a ver la vida. Prácticamente acababan de nacer, como quien dice.
Esto que os relato, me ha estado llenando durante tantísimos años, que a pesar de compaginarlo con estudios, siempre he echo un hueco en mi agenda, para invertirme en su " pequeño, loco mundo".

Ahora llegada mi madurez. Este verano, he tratado con personas de "la tercera edad". Esas personas ya son muy adultas. No te hablan igual, no te dicen: " mía, mía seño" ni "seño, me caigo".

No necesitan de tí, como apoyo para sostenerse en la vida. No ven en tí una seguridad. No te piden ayuda, cuando estan indefensos; son adultos.

Pero de igual manera, comparten sus sueños, su vida, de una manera casi insconciente.

Frases tan simples; como por ejemplo:

-Buenas tardes. ¿Cómo estamos hoy?. -¿Se encuentra bien hoy?....Hacen de ellos, una nueva perspectiva.

No es simplemente una clase;es algo más. Es saberles escuchar, es darles cariño, que salgan de su rutina, y de sus penas. Evitar que no piensen en si han ido al médico, o si sus hijos no les llaman por teléfono. Es hacerles, todavía sentir útiles, mostrarse con cariño, que tambien lo necesitan, ellos su vez, aportan experiencia en la vida, y sus consejos son siempre sabios.

Pienso..que no importa la edad, que todos necesitamos el cariño, ya que considero a la humanidad como seres sociables, aunque nos guste estar solos de vez en cuando. Yo opino que nacemos y vivimos para estar con las demás personas.

Pero cuando somos niños, necesitamos esa ayuda, para empezar a vivir, no nos valemos por nosotros mismos, y no sólo una ayuda motora en los quehaceres diarios; es algo más. Es formarnos como personas. Y esto lo hacemos desde que nacemos.

A diferencia de esa etapa, de niñez que parece que tenemos el apoyo de nuestros padres, hermanos, y demás familia, asi como tambien, educadores, proferores y demás.

En la etapa de la vejez, nos podemos sentir solos. Los hijos hacen su vida (cosa natural y satisfactoria). Pero .....aparte de esa soledad, a veces inevitable. Ya no se tiene la misma vitalidad, se van perdiendo las facultades físicas y a veces mentales. Y estas personas se sientes poco útiles. Es importante reforzar su autoestima, premiarles como a los niños cuando algo lo hacen bien, porque ellos tambien ven sus carencias. Y eso les duele. Aunque normalmente lo aceptan como "ley de vida", se entristecen.

Es en ese punto, donde los educadores, nos damos cuenta, lo agradecidos que son, ante el cariño. Y lo importante que puedes llegar a ser en sus vidas, aunque no nos demos cuenta, y tal vez, lo único que pensemos es que estamos siendo simpáticos y nada más. En todo esto hay un transfondo, más fuerte, un vínculo más sólido.

Asi pues, os animo amigos lectores, que si podeis compartir experiencias, con personas mayores, lo hagais. Es un bien, y no sólo para ellos.

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