viernes, 22 de febrero de 2013

Conchita y Alfredo

Volviendo a casa Anita escribía en el tren unas notas sobre sus sentimientos hacia su profesor:




En esta preciosa mañana que luce el sol, brilla el cielo y todo es luminosidad, me he acordado de tí. He recordado tus dulces y cálidos labios, tus bonitas y suaves manos, tu boca besando las mías.

Me he acordado de como sonreías, de tus gestos, así de expresivo parecías al mostrarte ante la vida. Y he pensado en tus bromas, tu cálida voz, y tu preciosa piel.

Y acordándome, acordándome, pues ha sido bonito recordar, un ciclo cerrado, un paseo de la mano olvidado, unas avenidas con gente que pasean. Aquel coqueto restaurante, unas risas, algo inesperado, no planeado. Y todo fue como un sueño y un juego, salían los momentos así sin pensar, y en ellos estábamos pasándolo bien.

He recordado el olor de tu ropa, y tus cálidos y alegres abrazos.

Algo sin pensar, pero que no es fácil olvidar







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