domingo, 9 de junio de 2013

Lucía y sus amores, Primera Parte

Me llamo Lucía y una mañana de domingo como hoy, empezaré a narrar mi historia, siendo un recuerdo de amor, sensaciones, agradables y dolorosas, como: el amor o la soledad que también pueden ir acompañadas de la mano.

Y todo comenzó siendo niña,  por primera vez sentí lo que era amor. A los nueve años yo vivía en una pequeña ciudad, e iba a un cole de monjas, privado y de chicas, así que mi vida era un aburrimiento. Mi madre luchaba con mi hermano y mi hermana y cómo no con la más nerviosa y movida, o seáse yo. Pues debo admitir que lo único que me hacía soñar era la llegada del verano y poder ir a mi pueblito costero de la costa Mediterránea a veranear.

Allí lo pasaba genial, desayunaba churros cada mañana aunque no sé si porque no paraba pero era el espíritu de la golosina, muy muy delgada. Me bañaba, tenía amigos, sí en masculino. (por fin un mundo donde niños y niñas se mezclaban, ¡aleluya! Dios nos quiere juntos, ja,ja.

Pues en mi grupo de pandilla, éramos cuatro, Mari Carmen (se suponía que era una amiga, pero con los años descubrí que aparte de convencerme para ahuyentarme a los chicos, sacándoles defectos, se lió con el que en un principio iba siempre conmigo) bueno, pero eso a los nueve años no lo sabía, no lo pensaba al menos. Pues como decía en mi grupo era ella, dos chicos más (Sergio, Jorge) y  cómo no, ¡yo!.

El chico de mis sueños era Jorge, la razón de que me gustase era, que me parecía muy gracioso hablando, y yo creo que me gustaba que fuese un travieso conmigo. Pues,  me tiraba bolas de arena en la playa jugando, siempre estaba metiéndose conmigo, pero no sé, era como si estar con él fuera una aventura de "peli" todo el rato.
 Siempre estábamos juntos, porque nuestras madres eran muy amigas, teníamos costumbre de bajar todos  juntos a la playa cada día. Y mientras ellas se echaban crema de zanahoria pastosa, y hablaban como locas posesas ajenas de nuestros sentimientos.

 Nosotros nos bañábamos en el mar, jugábamos a ser "tarzan y jane" ( ya que mi hermana jugaba con otro grupo) y en el fondo a gustarnos como jamás habíamos pensado que sería aquello de los sentimientos. Pero éramos niños y claro nunca nos dimos ni la mano. Nunca nos rozamos, ni tocamos, ni nos abrazamos, sólo jugábamos a  pelearnos más bien, era una manera  de estar unidos,  a querernos de aquel modo infantil y a no querer separarnos aunque nunca dijéramos nada.

Pero una tarde yo me lancé, y le dije "te quiero" y es más es como lo sentía, pero me fuí corriendo sin obtener reacción o respuesta.

Y se quedó ahí, pero a los pocos días como el que no quiere la cosa se había acabado el verano. Jorge a pesar de ser el chico malo conmigo que  siempre me me intentaba zambullir en el agua desde la cabeza, tirarme arena y demás perrrerías, pues me hizo el mejor regalo. Aquella tarde antes de irme, me entregó una caja de cerillas, con una esclava rota, ¡a saber de dónde había salido! pero a pesar de no valer nada materialmente, en el reverso se podía leer: " No me olvides". 

Como no se podía evitar, mi familia y yo volvimos a casa de la ciudad en el coche y al echar la vista atrás Jorge y Sergio corrían con su bici detrás despidiéndose, y fuí ahí donde supe que estaba enamorada.


2 comentarios:

Yo dijo...

Esto empieza bien :D

A la espera de la siguiente parte :D

Historia de amor con olor a verano... ¡mola! :D

Besitos ^^

Vick-al dijo...

Gracias guapa :)

Estas Navidades

  Todo aparece y desaparece en un segundo, es el tiempo el que trascurre sin pensar, o sin parar.   Y en cada  atardecer estás ahí, parada o...