"La risa se escapa engañosa de una
boca dulce y hermosa, deslizándose entre pétalos. En una muralla de
abrazos, se estampa en un colosal estallido de metralla. Las risas se rompen en
pedacitos que bañan riadas escarlata.
El diamante ocular brilla en escleróticas
nacaradas. El hambre de risas no ahoga los llantos exacerbados. Aún así siempre
llega la risa engañosa de los labios de fresa y la boca de rosas.
En segundos
frenéticos un silencio hierático otorga la sentencia de años venideros sin
incurrir primero en la posible inocencia de unas manos manchadas en literatura.
Por esas manos secas y agrietadas, ya no corren esos cauces de tinta abundante.
Las palabras rocosas se petrifican en el pensamiento que antes conseguía entrar
en erupción. El recuerdo de un volcán de ideas y delirios, se convierte en
invierno de muerte intelectual. Pero siempre se suceden incendios de nieve que
vean resurgir el fénix de frases de cine y sueños.
Y en el zénit de ese
flamante momento, no habrá discursos ni lamentos. Sólo una idea grabada a fuego
en el firmamento, el firme propósito del estático movimiento en las risas por
venir".
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