Sumergido en aquel lago solitario, arrastrado por el agua.
Suena el viento, y un silbido agudo y ligero, hace resbalar las hojas entre las rocas.
Y nadas.
Tras una pequeña inmersión, elevas tu cabeza alzando tus ojos.
Yo salgo buceando....
....Y te encuentro.
Resbalo suavemente por tu cuerpo, y nos entrelazamos.
Me oriento hacia tu piel. Tus labios se abren hacia los míos, tu cuerpo abraza mi deseo.
Hace frío.
La naturaleza cambia su destino y entre sendos árboles, emerge un rayo de sol.
Ilumina mi pecho desnudo, entre aguas y tu calor, el cual me alimenta, me hace sentirme más relajada.
Te veo desnudo ante mí, y eres perfecto. No, no es tu belleza natural la que me dislumbra: es tu mirada, la cual me invade en un tibio abrazo, calmante y sedoso.
Me acaricias suavemente, sin más, sin pensar. Yo no sé quien eres, pero te acaricio, y nuestros pechos se unen en uno sólo.
Ahora eres tú, el que se estremece ante mi calor. Me vuelvo fuerte, grande y poderosa, como una diosa salida de un lago.
Nuestro mágico lago.
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