Al trazar tu rostro por el mío, me he dado cuenta de tu maravillosa sonrisa: cautivante, introductoria en mis labios.
Mis manos acarician tu rostro.
Cada foco de luz, que va iluminando casi atunuándose entre luz y sombras.
Estás tan hermoso y tan radiante, que tu piel se enmarca de un tono natural, un tono con color a vida.
¿Y cuál es el color de la vida?
El que aparece con tu felicidad, con la que transmites tus vivencias, con la que simplemente compartes al ser tú.
¿Entonces...das color a mi vida?.
Sí, el color en el que me reflejo, aquel que me hace soñar, y me hace vivir junto a tí.
No permitas que la luz no llegue a tu vida, porque esa luz viene de mí, para hacerte feliz. Cada milímetro de tu rostro brilla porque yo me acerco a tí, con suavidad, con sensated, imparable, buscando cada día poder caminar a través de ese haz de luz.
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