Imaginemos.

Imaginemos.....

Estamos sentandos en un cálido sofá y vienes con una mantita de cuadros, de estas típica de invierno, y yo me tapo, te abrazo extendiendo mi cuerpo, tu estás sentado mirándome.

-¿Quién eres?-me miras con firmeza.

-Me conoces desde hace tiempo, soy lo que ves.

-¿Por qué hemos tardado tanto? -me susurras.

-Quizás, no haya sido fácil darnos cuenta que teníamos que estar aqui, juntos.


Giras la cabeza, mirando a tu izquierda, como si buscaras una respuesta y dices:

-¿Por qué no te visto antes? -vuelves a mirarme a los ojos, recriminándote la expresión.

-Porque siempre he estado ahí contigo, en los buenos y malos momentos, pero te confiaste, pensaste que siempre estaría a tu lado, pero eso no podía ser, me estaba enamorando de tí. Frente a las adversidades, junto a tu tristeza, a tus pesares, y todo ello hacía huella en mí, y te quería, no sabes cuánto te quería, a pesar que tú no lo veías.

-Dime, que esto no es un sueño -me abrazas fuerte, con miedo de soltarme, como un sueño volátil que se esfuma con el despertar.

-Es mi sueño, y en mi sueño, tú me amas, de alguna manera y no sé identificar cuál es la conveniente.

-No me dejes despertar, estoy necesitando tu aliento.

-No despiertes, quédate un rato conmigo - mientras mis ojos se van cerrando lentamente, acariciando tus mejillas irreales.

-Y si despertaras, dime que volverás? -tus palabras refuman en mis oidos sintiendo tu miedo.

-Yo, despertaré, pero seguiré contigo.


Ante la lluvia, frente al frío, en el calor del verano, en el sufrir de mis párpados, yo siempre estaré contigo.

-Ábrazame, no quiero despertar.

Te amo.