Paseando entre muros, un ancho y oscuro pasadizo tan sólo iluminado por un tenue vano, mostraba la piedra caliza y me indicaba los pasos hasta un foso inundado de calaveras y huesos. Un lugar donde me hablaba de un tiempo lejano, me inspiraba.... guerra, muerte y traiciones.
Parecía oler todavía a siglos pasados, huesos partidos todavía sin investigar, sin saber el tiempo que llevaban allí y de quien eran (o al menos eso me gustaba pensar, que al pasear por ahí, el olor a misterio me emocionaba de cierta manera que hacía que la respiración aumentara ¿qué pasaría?).
Mi amigo arqueólogo me había abierto la gruta, pero no me contó nada puesto que escribe un libro y no quiere desvelar. En mi visita, me dejó intuir y documentarme para que yo adivinara que había ocurrido en áquel oscuro lugar. Hacía tan sólo unos minutos leía y ya había investigado sobre una guerra italiana pasada, y unos ataques. Así descubría que habían sido luchas de poder por un territorio y por tierras, me latía el corazón fuerte al pensar que eran tan cruentos:
(-¡¡qué, por Dios Santo, todo me pareció muy abraviso!!- y dejé de leer, para poder centrarme en lo que estaba viviendo en esos momentos).
Me centré en mi pensamiento, pues aquel paseo hizo olvidar mis lecturas anteriores y recorrerme en un silencio que producía paz y algo de miedo. Pensé que si no volvía mi amigo quizás no pudiera salir y eso me aterrorizó, así que corrí rápido hacia la puerta de entrada que había cerrado, (pues era una verja sólo para uso de personal cualificadoy tras ella, escondía aquellos pasadizos privados a la gente que no fueran de la Universidad o de Investigación). En esos momentos deseé no haber entrado pero ya era tarde, y pensé en si Gabi se retrasara estaría mal porque el frío empezaba a calar y se me estaba secando la boca de susto. Pero lo que más me sirvió fue sentirme como aquellas personas y pensar lo fríos que somos los humanos al enterrar tanta genta gente allí sin sentir culpabilidad.
Ahora ese sitio hablaba de crueldad y temor, pero imagino que entre guerras el olor a sudor, sangre y la barbarie, quise entender que quizás no pensaban y actuaban acérrimos a ideales y egoismo en caliente como algo que no era lo que es en realidad -Muerte a destajo sin parar-. Imagino que para ellos más bien un deber u obligación, puede que un derecho de honor a su pueblo, a saber..., lo cual a su entender no parecía tan miserable y terrible.
Aunque, no hay disculpa a la guerra y el dolor, y no logro entender, ni llegaré nunca a comprender por más que estudie Historia, esa gana de poseer, haga que nos matemos poco a poco entre nosotros, - la humanidad rota y acabada por miserables-.
Mi amigo Gabi apareció entre ese cruce de emociones, sensaciones, pensamientos que me fluían rápido por mi interior, y me abrió la puerta. Él parecía entender mi reacción, y me sonrió al ver mi expresión abierta a esa experiencia que había sido al menos intrigante para mí.