Fue simplemente aquella mirada la que se deshizo en lágrimas. No podía soportar verle allí delante de ella impasible, sin movimiento tal cual parecía una estatua hierática de tiempos faraónicos.
-¿Por qué no reaccionaba?-se preguntaba expectante algún movimiento-.
-Mira tú, respodió él, si me acerco corro peligro de besarte.
-No, no te iba a besar, tan sólo te miraba-contestó atónita su descaro.
-Tu mirada que habla de cuando íbamos al cole, y es muy parecida a cuando tú me besaste por primera vez en el patio-¿No te acuerdas?-miraba otra vez con cierta arrogancia, del que se cree amado.
-Bueno, sí, tú ya sabes... que te quería como una niña inocente, esperando besos y poco más. (si supiera que ahora a mi edad me conformaría con esos besos)- pensó un poco triste, mientras balbuceaba monosílabos, si, bueno, etc...
Entre aquellas palabras, y miradas volvían a un tiempo que quedaba lejano pero no en su recuerdo.
Recordaban una cajita con unas palabras escritas dentro, era una hojita de block:
"Si tú alguna vez quisieras ver las estrellas conmigo, te llevaría al tejado de casa de mis padres y nos sentaríamos allí con algunas chuches para compartir y creo que te besaría-¿quieres venir conmigo esta noche?-"
-¿Te acuerdas?-dijeron los dos a la vez.
-Sí, aquella cajita.
Continuará...
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