Cuando termino de leerte aparece en mi mente la sensación de algo extraño, pero también en mi estómago, de pronto un desazón; es como decir "tengo voy a volver a empezar" y empiezo, como si el devenir de tus letras encadenadas me envolvieran en la cabeza y buscara siempre algo más que comprender en ellas.
Lo curioso es que siempre me arrancas una sonrisa y algunas encadenaciones no las comprendo, quizás no tenga tu mente, o puede que no estén hechas para comprender.
El sentido de tu escritura ardiente en vocablos, el calor de tus textos, lo incomprensibles a veces de elllos mísmos, en ese rincón es donde radica lo inlógico, reversible y cambiante en tu texto.
Donde lo inesperado y diferente evoca como si de una verdadera vanguardia se tratase en una nueva versión de lo nuevo y perdurable.
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