Pues, ya sé que no volveré a reir cuando tu rias.
Ni a llorar tu amargura.
Ahora parece que no he sabido aprovechar más tus preciosos
momentos.
En cada instante, seguiré riendo cuando tú rias, y donde quiera que descanse tu espiritu, me hallaré. Y seguiré llorando mi amargura por tu recuerdo.
Ahora seguiré triste, en esta noche hundida sin tu mirada.
Por eso entiendo como ví tus ojos más grandes y expresivos que nunca antes de partir, pensando ilusa de mí que estabas mejor.
Ahora sé que era tu despedida. Tu sonrisa, tu bondad en el gesto cálido e inocente, me decía que ya te ibas, deducí que me querías, y que siempre estarás conmigo. -Lo sé.
Luce lucero brillante en mi cielo, y cantaré sonetos de amor por tu brillo.
Un beso eterno. Te quiero por siempre, querida ma.
Y perdona, si mi llanto ha sido compartido, pero me he acordado de papá y he llorado al pasar por Madrid, porque él era de allí y Madrid siempre quedará igual que Málaga en mi corazón. Perdona má, siempre pienso en papá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario