A veces mirar atrás es culminar una intención, y poder sobrevivir, zanjar una caída, y dar paso a un corazón: vacío o lleno de dolor y miedos. Pero al hacerlo nos hacemos más reales, vemos la verdad, sentimos la culpa, la pena, y la lloramos para poder hacer un hueco para el futuro.
No nos miramos porque pensamos que no nos ocurre nada, y seguimos el ritmo de la vida, con su desazón.Y no paramos a pensar lo qué nos está ocurriendo realmente. Nos preguntamos; ¿somos como ayer?, ¿hemos cambiado?. No creo..las personas no cambian por mucho que tropecemos pero sí: pensamos, nos damos cuenta y fijamos la vista de manera diferente, para luchar, para sentir algo que venga de nuestra alma, tal vez algo que nos ilusione, y que por fin, ya no miremos atrás. Y si lo hacemos será para obtener una gran satisfacción de volver a ser libres.