Alfredo caminaba hacia la facultad en aquella mañana fría con libros de leyes, normas, reglamentos etc...en el brazo, y fundiendo su cara tras su bufanda. Entró por la puerta de la virtud y no del vicio de su facultad, dijo pensando para sí ( recordando la facultad de Salamanca),ja,ja reía para sí.
Mientras tanto, en otra parte Conchita se compraba un vestido ceñido un poco más de lo normal, para sorprender a Alfredo. Mientras pensaba en la impactante carta de su amiga, y en aunque también estaba deseando verla, no le impedía dar vueltas a su cabeza, sobre como aconsejarla.
-Su padre la va a sacar de casa a patadas cuando se entere-, y la obligará a irse de allí por la verguenza, son gente que aprencian el incuestionable para ellos: "que dirá la gente".
Anita en su dormitorio, lloraba y soñaba con su futuro bebé, parece que le cambió la mentalidad. Ella creía que tendría miedo a su padre, a los vecinos y a ser soltera, pero no sabía el motivo de el porqué era muy feliz, lloraba de emoción, cantaba y reía, incluso estaba espléndida, más guapa y jovial que de costumbre.
Alfredo realizaba un exámen de "Derecho Civil", y le había salido muy bien. Estaba orgulloso y contento, y quería salir al claustro de la facultad a ver a sus compañeros.
-Alfredo, hey, no seas plomizo, vamos a tomar unas cañas, -reía Almudena (una coqueta futura abogada, y de las pocas mujeres de su clase).
-Alfredo miró a Almudena con emoción, estaba chispeante, y con una sonrisa abierta y pícara. No dudó en seguirla a por esas cañas, (estaba algo embobado en ese momento, la admiraba por ser mujer y universitaria).
Conchita, con su bonito vestido, paseaba justamente y para su mala suerte por la "Plaza Mayor", viendo por casualidad a su amigo, amado y soñado Alfredo con Almudena riendo y tomando unas cervezas, mientras fumaba un cigarro, y lo compartía con ella). Quedó atónita, y bordeando su andar, se acercó y los saludó:
- Buenos días, Alfredo y ...compañía- dijo casi susurrando por temor que ni la miraran.
Anita, mientras tanto, tomaba un tren para volver a casa y enfrentarse a la vergüenza y humillación de su familia. Sin acobardamiento, y con la frente alta, aunque sabía que había pecado mortalmente según sus padres, aún así, sentía que estaba entusiasmada con su futuro bebé( se acariciaba la barriga con delicadeza).
Continuará.
2 comentarios:
Y la línea argumental se transformó en triángulo.
Madre mía, a ver que les depara la suerte a estos tres.
Esa suerte le decides tú.
Besitos ;)
Ja,ja ains te acabo de leer esa historia policiaca y me lleva de cabeza, ja,ja no sé que comentarte illo, pues nada, a ver si se me ocurre algo, yo te lo pongo más fácil con mis simples historias, porque las casualidades existen o no?, besitos.
Publicar un comentario