Sonia fué a recoger a Abdul del colegio, casi no llegaba a tiempo porque había mucho tráfico. Estaba contenta, tenía un buen trabajo por Abdul, puesto que lo necesitaba para la su custodia.
Había empezado a trabajar en una nueva oficina, el día que entró a trabajar le dió un escalofrío, estaba todo patas por hombro, como suele decir ella. Para colmo de sus males había entrado agua en la oficina y unas carpetas que habían en el suelo se habían mojado con todos los documentos dentro( facturas, nónminas etc..). Ella tuvo que ir a su casa a por un secador de pelo y empezar a secar toda la documentación, se sentía decepcionada.
Pero al día siguiente se encontró muy animada, pensó que ella podía con eso y con mucho más. Ni corta ni perezosa fué a la librería encargó material de oficina, archivadores, fundas de plático, taladrador, boligrafos y un largo etc.......
Ya tenía lo más importante, entonces se presentó a la oficina, puso un pequeño incienso y una foto de su " cosita" (ella llamaba cariñosamente a Abdul así).
De esta manera es como si se bendiciera de alguna forma su segundo hogar.
Miró la impresora, la fotocopiadora e hizo un tanteo de todo como funcionaba y si hacía falta algo más. Con una amplia sonrisa y dejando los malos sabores de boca del principio, decidió empezar a trabajar.
Lo primero que hizo fué con el sello de entrada de documentos que había encargado, dar entrada y salida a sus nuevos documentos.
Lo segundo y con ello tuvo mucho trabajo, fué revisar documentos fechados cinco años atrás que ya no deben de archivarse por ley, pero tenía que investigar lo relacionado con esos años.
Y pasados unos días estaba féliz y pletórica de su buen hacer y orgullosa de saber quién era,así se dió cuenta que podía valerse por sí misma. Ella antes siempre dependía del apoyo de su marido, y pensaba que no podría salir adelante sin él. Estaba perpleja de su extrenada seguridad.
Y lo mejor de todo, se volvió valiente.
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