Frente al espejo no parecía ella misma, era porque había cambiado, de repente una ilusión que no le había proporcionado nadie asomó su mejilla, porque ella siempre estaba expuesta a los demás para medir su felicidad.
-¿Madurez?. O quizás... por primera vez se daba cuenta de lo mucho que se amaba así misma y sonrió.
Ningún tipo raro la haría llorar por pensar que no estaría a su altura, nunca más.
Extrañamente, de niña era más valiente y se reía de la gente con travesura, pero ya de adolescente se encogió y se sintió desprotegida y eso transgiversó su manera de entender la- "alegría"-(como un concepto que dependía de amigos, novios, o familiares, y no de verse en paz y armonía consigo misma)
Persiguió su propia sombra, y aprendió a callar y no rechistar, no protestar, aceptar y conformar...- y eso ¿por qué? - se martilleaba con pena en su recuerdo-, y al mirar atrás y sobre todo a si misma, descubrió el daño que ella se había provocado a sí misma.
Se percató que no la había dañado nadie,ella había sido su propia enemiga, fue su mente la cruel, y amenazante que le decía cosas como...-¡No eres capaz, o te quieren, no te defiendas así no pelearás!-. Y entonces sintió pena de haber sido tan perfeccionista con ella, tan crítica y a veces tan miedosa.
Se percató que no la había dañado nadie,ella había sido su propia enemiga, fue su mente la cruel, y amenazante que le decía cosas como...-¡No eres capaz, o te quieren, no te defiendas así no pelearás!-. Y entonces sintió pena de haber sido tan perfeccionista con ella, tan crítica y a veces tan miedosa.
Hoy se miraba al espejo y no se contemplaba ni más guapa, ni más lista, ni mejor... pero sí que se quería tal como era, con sus defectos y virtudes, así tal cual, como la vida misma.