Todo se paró en un instante, el tiempo no era ya un condicionante, su mundo se interconectó con una enfermedad que no la dejaba razonar, y desde entonces todos sus pensamientos volaban, y no se enlazaban. Eran palabras que no tenían coherencia ni sentido, pero así era su demencia -tan cruel y fría que no la dejaba pensar con claridad-.
Ya no importaba nada pero de vez en cuando leía un libro y recordaba algo... una imagen, o hechos que le recordaban algunos datos o fechas importantes de la historia. Ella había estudiado mucho y algo quedaba por los resquicios de su cerebro. Pero se sentía vacía se daba cuenta que lo había perdido casi todo. Toda su libertad al pensar, toda su capacidad de interactuar con los demás, su comportamientos, sentía una especie de complejo al relacionarse que nunca antes había tenido porque ella era formidable, (guapa, lista, segura, alegre) y aunque seguía con su personalidad, poco a poco apagaba un poco esa destreza y habilidad de moverse por la vida, aún así gracias a muchas personas queridas han conseguido devolver esa gracia vital que todavía habita en ella.
Muchas gracias por saber amar a quien no puede valerse por si sólo.