Cuando tu virtud se vuelve hacia mi rostro, esperando rellenarme de cualidades tuyas, me pregunto si sigues siendo real.
Sin hablar me llenas de palabras que no hacen vacío, al contrario, sueño y me llevan a pasear por la Gran Vïa, pletórica de gente, noto como el corazón se enciende entre burbujas que terminan en agua, tan desechas como la esperanza de lo efímero.
Pero..me envuelven las luces, escaparates, risas, gente que se reune y charlan, u otros que van caminando con sus pensamientos, ni miran pero te acompañan en silencio.
Entonces recuerdo...como tú y yo, éramos gente también, y de esa que pasea, habla, se rie y disfruta de la ciudad.
Recuerdo....momentos de paz e ilusión, caminos abiertos y senderos por andar, recorrer entre edificios que modelaban nuestra sombra.
Pero no sé por donde ir...
Porque busco algo que no sé si existe, ya que no te puedo comparar, ni verte, imagino y me pierdo...
Aún así, quiero recordarte como mi sueño de ciudad, mi fiel acompañante. Miro entre el bullicio y me alucina cruzar por pasos de peatones, y ver la maravillas de la ciudad entre arquitecturas y esculturas que nos flanquean sobrias y monumentales, no adquieren movimiento son muy regias.
Lo gracioso de todo es que me relajan, así entre la luz que se posa creando un efecto lumínico que me tranquiliza, y me hacen sentir que todavía te encontraré, aunque siendo sincera siento la esperanza como ceniza al soplar.