domingo, 2 de noviembre de 2014

Serra


Una oscura situación-3-

Hacía frío, era una mañana de un frío seco, que hacía temblar las manos y en los pies apenas podías entremover los dedillos que mantenía enfundados por unos botines.

Andaba despacio porque el corazón me latía fuerte, -tenía miedo-. Por un lado la emoción me inducía a la cita en aquel restaurante, por otro lado el miedo de no saber me bloqueaba el paso; así luchaba entre la emoción y el miedo y  poco a poco el sudor frío lo notaba en la piel.

Esperé en la puerta, y pensé: si al menos pudiera entrar y relajarme, poder quitarme la ropa, sentarme en una mesa y relajar mis dedos a esperar.....pero no me atreví, parecería que ya estuviera esperando con determinación, lo cual no quedaría bien.

Entonces me acerqué a un escaparate de una mini tienda, y me entretuve alejándome de la puerta del restaurante haciendo la despistada, pero no pude evitar que pasara por mi cabeza el pensar, " -¡¡dios!! no está bien hacerme esperar sin saber ni quién soy-.

Entonces lo ví, yo no sabía que aspecto tenía porque en su blog no aparece foto personal. Tan sólo un pequeña de pérfil que apenas se distingue. Pero lo supe, la intuición jugó en el acierto.

Me acerqué con valentía a paso rápido como queriendo terminar con la pantomima y hacer posible ya el encuentro, para no temblar, ni sudar más. 

-Hola,-¿eres Juanma, verdad?- le dije con ojos medio hipnóticos, le miraba en plan (orantes sumerios).

-Ah, sí, y tú.... Esther, -sí Esther- dos besos por fín -me dijo con seguridad,(no parecía tener frío, ni sudor ni nada)-.

Entramos en el restaurante haciendo una mueca de complicidad a la vez, en un amago de iniciar la marcha.

Entonces me relajé, y le miré a los ojos de manera natural,( no observando como si fuera el único hombre que hubiera en todo el universo). Noté que él me miraba pero apenas hablamos. Entramos y la camerera nos indicó la mesa, ( no parecía que fuéramos principiantes de citas o algo así, por lo menos la gente no sé percató). Yo agradecí no ir a otro sitio, que no estuviera lleno de gente, con ruido y nos dijeran que el local está entero reservado. Por suerte nos encontramos en un restaurante cálido y agradable, porque necesitaba relajarme, y así ocurrió. El tiempo de la cena fue muy ameno, tranquilo, (como en un sueño calmado, de esas veces que vas a la cama después de un relajante baño y tú coges el sueño de manera suave).

Me encontré muy bien, hablamos de todo, de nosotros, de las fotos, de mi arte, (estudio arte, cuando tengo tiempo ja, ja pero en ello estoy...) Y todo fue fascinante.

Continuará.....











Estas Navidades

  Todo aparece y desaparece en un segundo, es el tiempo el que trascurre sin pensar, o sin parar.   Y en cada  atardecer estás ahí, parada o...