Lo que os he querido contar en las entradas anteriores, era un antecedente, para que supiérais como te sientes cuando se aprovechan de tu situación, la cual se finaliza el contrato y siendo eventual no tienen la obligación de renovarte. Como os digo, en este caso, no hay despido y lo utilizan para decirte que te vayas a casita, y que la chica nueva es la que se queda si ellos quieren y tan anchos.
Pues no es envídia del trabajo, ni celos porque se ha ligado al chico que yo amaba.
Es más bien, como sentir vergüenza de algo que tú no has hecho mal, pero el que te sustituyan así sin más, te da una sensación de fracaso en cierto modo, que no se puede evitar.
Llegué a mi casa dolida, triste, con lágrimas, y teniendo que disimular.
Todo aconteció muy rápido, me llamaron al despacho. Mi jefe; (al cual unos días antes adoraba a pesar de los tonteos), ya no era tan dulce, se mostraba frío y nervioso.
Yo creo que estaba incómodo porque en el fondo sabía que yo era buena profesional, y claro eso no es agradable.
Al decirme que ya no seguía, que había finalizado mi contrato, yo le pregunté si era por Mariela, y el muy cobarde me mintió, me dijo que Mariela no se quedaría con mi puesto. Yo sabía que era para disimular, unas semanas sin ella y cuando yo estuviera lejos y no supiera más de la radio, la contrataría de nuevo, (como de hecho me aseguré de enterarme que era verdad mi sospecha).
Pero en ese momento, no dio explicación, me dijo al revés que todo había ido genial, que esperaría volver a verme y que lo sentía pero no había presupuesto para hacerme indefinida.
El caso es que el muy falso, encima quiso quedar como un señor, y le hubiera salido bien si yo no hubiera sospechado de la jugada.
Más adelante os contaré todo lo que pasó para que al fin se hiciera justicia y le pusiera en su sitio. Porque me parece bien que la quisiera a ella, es libre para contratar a quien quiera, pero... -¿por qué me mintió y me hizo sentir humillada y triste?, no tenía derecho, en mi opinión, porque yo trabajé muchísimo y lo realicé bien. No era justo.
Ya os contaré, me sentí muy mal pero no hay mal que por bien no venga, y ya veréis el porqué.
Ahora tengo que ir a comer...y os dejo un ratito.