domingo, 24 de febrero de 2013

La decisión de Irene



 Ya no reconozco aquel paseo,se me pasó, mi mente se quedó sin recuerdos. ¿Qué me ha pasado?. Pensé que era mejor bloquear para no sentir dolor, y así no miraré la nieve en un tiempo, hasta que vuelvas.

Lejos, te has marchado lejos, ya sé que son motivos de trabajo, sé que no es porque tú quieras dejar atrás.

Me dijiste, ¡¡¡vente, déjalo, y ven!!!.



Sabes que no puedo tengo familia mayor y enferma, pero ¿qué hagó?, tú no puedes volver, ahora ya tienes una vida.

¿Salto al vacío y dejo mis responsabilidades?.

 Ante todo`y por ahora, no hay solución, aunque con algo de tiempo pueda ir a verte. Dejémoslo a ver qué pasará con los días.

Iré a verte, y viviremos una semana juntos en Semana Santa, y luego en verano, y si tú eres mi vida, mi destino, puede que tome una solución; no buena para mi familia pero ya he cuidado bastante tiempo, ahora debo pensar en mí, aunque sea egoísta, debo hacer mi vida.

Esperamé...dame tiempo, y déjame ver, quiero asegurarme que tomo contigo el camino correcto.



viernes, 22 de febrero de 2013

Conchita y Alfredo

Volviendo a casa Anita escribía en el tren unas notas sobre sus sentimientos hacia su profesor:




En esta preciosa mañana que luce el sol, brilla el cielo y todo es luminosidad, me he acordado de tí. He recordado tus dulces y cálidos labios, tus bonitas y suaves manos, tu boca besando las mías.

Me he acordado de como sonreías, de tus gestos, así de expresivo parecías al mostrarte ante la vida. Y he pensado en tus bromas, tu cálida voz, y tu preciosa piel.

Y acordándome, acordándome, pues ha sido bonito recordar, un ciclo cerrado, un paseo de la mano olvidado, unas avenidas con gente que pasean. Aquel coqueto restaurante, unas risas, algo inesperado, no planeado. Y todo fue como un sueño y un juego, salían los momentos así sin pensar, y en ellos estábamos pasándolo bien.

He recordado el olor de tu ropa, y tus cálidos y alegres abrazos.

Algo sin pensar, pero que no es fácil olvidar







miércoles, 20 de febrero de 2013

Imaginemos....

El sonido de tus labios al chocar con el vacío de tu boca, y ese gesto de alegría al verme. Ojitos húmedos de ternura, y te observo, el tiempo es lento,  me quedo paralizada al  ver tú también  sientes. 

Acércate, te he esperado tanto y he sufrido la oscuridad, al no poder sentir lo que me das.
Porque el dolor físico es molesto, pero se pasa, pero el dolor del corazón es más fuerte, agudo, crónico y a veces pasan años y no se desaparece.

La gente viene y va y te quieren y se alegran de verte, pero no dura, son momentáneos; siguen con sus vidas.

Pero tú no, tú vienes para quedarte, y yo te lo permito.

En un momento duro de mi vida, porque la vida la tenemos pero a veces  dudamos: -¿ y sí la perdemos, qué ocurriría?.
Imagino que por casualidad, se me apagara la luz de mis ojos, el aire de mis pulmones no fluyera y el soplido de mi corazón decayera- y no te he conocido-.

El comienzo de mi viaje hacia donde no sé que me espera se lanzara en un instante , y tú no hubieras vivido a mi lado nunca.

No lo imagino ya.

Es tu alma y mi vida.

Tu corazón y mi deseo.

Las ganas de llorar al verte, y si no te veo no siento nada; pasan simplemente las horas ciegas.

Mi espíritu se vacía.




Entra en mi cuerpo, alimenta mi vida, resbala por mi  piel, cautiva mis deseos.
Besa mi vida, y yo susurraré lentamente en la tuya, soplando lento en tu pecho, en tus orejitas, el cariño, el amor y la pasión suave y esponjosa que supone tu .....ese pequeño sonido de tus labios al besar los mios, o se gemido al sentir mi deseo.




domingo, 17 de febrero de 2013

Conchita y Alfredo

Alfredo caminaba hacia la facultad en aquella mañana fría con libros de leyes, normas, reglamentos etc...en el brazo,  y fundiendo su cara tras su bufanda. Entró por la puerta de la virtud  y no del vicio de su facultad, dijo pensando para sí ( recordando la facultad de Salamanca),ja,ja reía para sí.

Mientras tanto, en otra parte Conchita se compraba un vestido ceñido un poco más de lo normal, para sorprender a Alfredo. Mientras pensaba en la impactante carta de su amiga, y en aunque también estaba deseando verla, no le impedía dar vueltas a su cabeza, sobre como aconsejarla.
 -Su padre la va a sacar de casa a patadas cuando se entere-, y la obligará a irse de allí por la verguenza, son gente que aprencian el incuestionable para ellos: "que dirá la gente".

Anita en su dormitorio, lloraba y soñaba con su futuro bebé,  parece que le cambió la mentalidad. Ella creía que tendría miedo a su padre, a los vecinos y a ser soltera, pero no sabía el motivo de el porqué era muy feliz, lloraba de emoción, cantaba y reía, incluso estaba espléndida, más guapa y jovial que de costumbre.

Alfredo realizaba un exámen de "Derecho Civil", y le había salido muy bien. Estaba orgulloso y contento, y quería salir al claustro de la facultad a ver a sus compañeros.

-Alfredo, hey, no seas plomizo, vamos a tomar unas cañas, -reía Almudena (una coqueta futura abogada,  y de las pocas mujeres de su clase).

-Alfredo miró a Almudena con emoción, estaba chispeante, y con una sonrisa abierta y pícara. No dudó en seguirla a por esas cañas, (estaba algo embobado en ese momento,  la admiraba por ser mujer y universitaria).


Conchita, con su bonito vestido, paseaba justamente y para su mala suerte por la "Plaza Mayor", viendo  por casualidad a su amigo, amado y soñado Alfredo con Almudena riendo y tomando unas cervezas, mientras fumaba un cigarro, y lo compartía con ella). Quedó atónita, y bordeando su andar, se acercó y los saludó:

- Buenos días, Alfredo y ...compañía- dijo casi susurrando por temor que ni la miraran.
-Buenos días Conchita, (y como por arte de magia, o por efecto del alcohol, dijo sonriendo; ¡qué bien te veo esta mañana, muy sonriente y guapa!). Ella alucinó.¿Sería por estar con otra chica, un aire de gallito, o por el olor de cerveza de su aliento?. -Nunca antes la había piropeado-.

Anita, mientras tanto, tomaba un tren para volver a casa y enfrentarse a la vergüenza y humillación de su familia. Sin acobardamiento, y con la frente alta, aunque sabía que había pecado mortalmente según sus padres, aún así, sentía que estaba entusiasmada con su futuro bebé( se acariciaba la barriga con delicadeza).

Continuará.  

jueves, 14 de febrero de 2013

Alfredo y Conchita






 ¿La vida es posible que conlleve magia?.... O quizás es un sueño romántico de las novelas que leo, y en realidad la vida es tal cual, sin espejismos maravillosos de caballeros a galope contra el viento a  por su dama.

Conchita bajó al rellano a buscar correspondencia de Anita, y..¡¡bingo!!!ahí estaba, la carta de su amiga.

Subió las escaleras corriendo, abrió la puerta y saltó como un gamo sobre la cama de su dormitorio ( y como casi todas las jóvenes de todas las épocas,  se colocan siempre acostadas hacia abajo con las piernas en alto, en un movimiento ligero de impaciencia, -comenzó a leer-).

Hola Conchi:

Es increible lo que te voy a contar, y te voy a dejar del revés, cuando leas.

Estoy embarazada, -sí lo estoy-.

Mira, empecé con vómitos y fuí a un médico que me hizo una prueba. Yo estaba roja y nerviosa, incluso me compré una alianza falsa de oro, y busqué a este doctor de las afueras de la  capital para no abrir sospechas.

Le dije que venía de paso por Madrid, que estaba casada.. obviamente ensé mi anillo, y aunque creo que, bueno exageré, porque tampoco tenía que mostrarlo, pero es igual,  el  caso, es que pensó que era de alegría y no sospechó de mi soltería, y eso que yo deseaba estar embarazada.

 Acto seguido, me analizó la orina y en fin.....tras ir a por los resultados dieron positivos.

Pues sí Conchi, es de mi profesor.

Esa misma tarde no pude aguantar más mi angustia, y fuí a su despacho, le dije de tomar un chocolate caliente. El no pensó en nada, y me dijo que sí.

Se lo conté, así a lo bruto -Estoy embarazada-.

Al principio, hubo un silencio brutal, (quizás fueron segundos, pero para mí fue eterno). Luego yo empezé como a temblar. Y en ese instante, me dijo con voz cálida e inocente, como si no fuera tan grave, o no pasara nada: -Ana, cielo, ya sabes que me gustas y no hubiera deseado esto para tí, pero ya sabes  que yo no puedo casarme contigo. Creo que eso lo hablamos que no creo en la institución del matrimonio. Yo si quieres, estoy contigo  con el bebé, podemos pedir un traslado lejos donde nadie cotillé  de nuestro comportamiento y estaremos juntos. Nos haremos pasar por matrimonio ¿a quién le importa?. Y me quedaré contigo por lo menos los primeros años del bebé, luego quizás me vaya. -ya sabes que soy así-.

Luego podrías volver a mudarte y decir que eres viuda, yo que sé, así la gente no te molestará,  podrás incluso casarte.

Entonces, después de esto no dijo nada más.

Yo le contesté - ¿Pero...qué novela absurda me estás contando?. ¿ Lo único que sabes decirme es que huya y mienta y viva de esa manera, y para qué, si dices que luego te irás y nos abandonarás?, Eres un cínico, no quiero volver a verte jamás.

Y por cierto, gracias por lo que puedo volverme a casar, ¡vaya, qué amable!, faltaría más, lo haré, en cuanto encuentre un hombre.

Y eso pasó, salí de esa cafetería llorando. Y lo peor es que tiempo atrás el hubiera ido detrás mía para consolarme, pero ahora al mirar atrás me dí cuenta que no estaba.  Y lo más triste Conchi, que no estará. Pienso que fueron palabras incluso provocadas para mi enfado y orgullo, y se quedan en eso: en maliciosas palabras sin fundamento.

Necesito verte.

Un besito.

Anita.

Continuará.    

     
   

  

Estas Navidades

  Todo aparece y desaparece en un segundo, es el tiempo el que trascurre sin pensar, o sin parar.   Y en cada  atardecer estás ahí, parada o...